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Desde la torre, inicios de "diarios desde la torre"

lunes, agosto 27, 2007

Desde la torre más alta


"El hombre de negro huía a través del desierto y el pistolero iba en pos de él" Es como si nuestro héroe interior, nuestro renacimiento de amor propio, persiguiera lo oscuro absoluto, la mala vida, lo infinitamente más dañino, la crisis degenerativa y el gusto, solamente, por lo siniestro.

-cuando la naturaleza es pura; la primera creación; sin pasado; la infancia; cuando la naturaleza es pura apetece Mc Cartney y no Lennon, por decirlo de alguna manera. A mí eso nunca me pasaba, ahora en cambio respiro los amaneceres al poco de despertar
-cuando la naturaleza se corrompe, y llegamos a su barroco, cuando llega la degradación… Un poema de Rimbaud.

“Llevaba largo tiempo alardeando de poseer todos los paisajes
posibles y encontrando irrisorias todas las celebridades de
la pintura y de la poesía moderna.
Me gustaban las pinturas idiotas, dinteles, decorados, telones
de saltimbancos, emblemas, estampas populares; la literatura
pasada de moda, latín de iglesia, libros eróticos sin ortografía,
novelas de nuestras abuelas, cuentos de hadas, libritos
infantiles, óperas viejas, estribillos bobos, ritmos ingeniosos.
Soñaba cruzadas, viajes de exploración cuyo relato no tenemos,
repúblicas sin historia, guerras de religión sofocadas, revoluciones
de costumbres, desplazamientos de razas y continentes:
creía en todos los encantamientos.”

Es, como decirlo, la primera manzana podrida del cesto, cuando nos agarramos a la nada, nos sentimos, los q hemos conocido la locura de ese delirio, como fuera del mundo, pero en un supramundo, arriba , más arriba, como en las alturas, en la torre y surge la melancolía en forma de lirismo y la necesidad de expresar como ciencia cierta mediante la forma de “lo artístico”. Desaparece la vida y lo sentido es la traducción sensible de lo pensado. Tan sólo en el exceso, en el límite, vemos q se sienta más, no la vida, el ser. Pero aún así nos acordamos de lo puro y queremos traerlo de nuevo mezclándolo con el oscuro absoluto del presente para que regrese “el tiempo que enamore”, este deseo que es el primer paso para que el pistolero pille al hombre de negro. Nunca es tarde hasta que no lo diga tu médico. Y se cantan versos desde la torre esperando poder bajar algún día sin perder un ápice de lucidez, o no bajaremos a no ser que nos caigamos de tanto exceso.q

Canción Desde La Torre Más Alta (Rimbaud)
Que venga ya, que venga
el tiempo que enamore.
Tuve tanta paciencia,
que para siempre olvido;
miradas y sufrimientos
al cielo se marcharon.
Y la sed malsana
me oscurece las venas.
Que venga ya, que venga
el tiempo que enamore.
Igual la pradera
al olvido entregada,
agradada y florida
de incienso y cizaña,
ante el hosco zumbido
de las sucias moscas.
Que venga ya, que venga
el tiempo que enamore.
Amé el desierto, los vergeles calcinados, las tiendas mustias,
las bebidas entibiadas. Me arrastraba por las callejas malolientes
y, con los ojos cerrados, me ofrecía al sol, dios del
fuego.
«General, si todavía asoma un viejo cañón por tus murallas
en ruinas, bombardéanos con bloques de tierra seca. ¡A las vidrieras
de los espléndidos almacenes! ¡A los salones! Haz que
la ciudad se trague su propio polvo. Oxida las atarjeas. Llena
los camarines de arenilla de rubí ardiente…»
¡Oh! ¡El insecto beodo en el meadero del albergue, enamorado de la borraja, y que un rayo disuelve!

5 comentarios:

Pugliesino dijo...

Da igual la altura de la torre, incluso si va más allá del supramundo. La luz penetra a través de los huecos que las palabras dejan en el negro vacío y entonces la torre se ilumina.
Y tal como un faro me guia hasta ella.
Y aquí estoy,
feliz de reencontrarme de nuevo con el primer lugar en que supe de la torre, y de nuevo con tus relatos!
Un abrazo!

Anónimo dijo...

Querido Papo. Quizá es cierto y sea una metáfora, el héroe contra los excesos, siendo a su vez un exceso. Supongo que en esa lucha estamos muchos. Caminamos sobre el filo y ansiamos el tiempo que enamore tanto como la oscuridad absoluta. ¿Será que el veneno deja rastros en la sangre que nos pasan desapercibidos?.

Me encanta la frase del médico ok, tomo nota, mientras no lo diga él aún queda tiempo.
Mejor baja en plena lucidez, pegarse una leche desde la altura a la que está tu torre puede molerte todos los huesos.

Muchos besos, cielo.

Anónimo dijo...

Me ha encantado el poema.....simplemente en blanco.

Anónimo dijo...

por fin puedo perderme en la torre, ya sabes que lo seguía haciendo pero me gusta enredarme entre tus escritos porq me dicen más cosas de ti.

siempre me descubres algo.

1 besazo guapo
Jara

Anónimo dijo...

Joder...socio, son las 3.37 de la mañana (mañana curro, sí ajjaja) y me acabas de dejar k.o. con estas reflexiones. Dan que pensar, aunque mientras veamos la torre aun hay esperanzas, no? El pozo es negro, todo alrededor, y, hostias, la caida duele. Pero siempre (o casi siempre) se está a tiempo. Incluso si hay que bajarse de la torre de un salto, siempre habrá quiens e ponga debajo para amortiguar la caida no?

Un abrazo...y sigue escribiendo!